miércoles, febrero 04, 2015

Esa mujer



Esa mujer, ¡ay, esa mujer!;
por largo tiempo me hizo creer,
que era suyo el poder
sobre el centro mi voluntad.
Pues, ¡claro!, algo tenía su sonrisa;
¿cómo iba a ser de otro modo, si no?
Yo dejaba lágrimas, sudor y vida,
solo porque me dejara verme
en el detrás de su mirada,
donde cada verbo ardía
al compás furioso de sus latidos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

LA CARROÑA

Dios me libre de esos feligreses que vienen de ser carroña asquerosa, que liban a diario los jugos pútridos del verso malogrado ...