lunes, junio 30, 2014

Yo la quería así, feminista y trostkista - Prosa

El abismo asomaba a mí, cada mañana. Trabaja todo el día, para que a ella no le faltara nada. Yo la quería así, feminista y trostkista; luchadora incansable de la noche; y obrera de mi pedacito de cielo.

Su voz era un campo minado para las ideas tibias o de color gris; y su boca un desfile anárquicos de proclamas. Sus piernas eran misiles intercontinentales; sus manos un puñado de balas de cobre y plata. Sus pechos eran granadas de mano, siempre a punto de estallar en mi labios.

Aunque nos amábamos, hacíamos poco el amor, más la guerra, y mucho mucho el sexo. Era la forma más revolucionaria para hacer estallar el cielo. Ella me miraba y enseguida se encendía la dinamita, de su voluntad de gatita en celo. Siempre en la cama, durante el día, ronroneaba entre las sábanas al escucharme entrar en la casa, apenas pasaba por la puerta.

Cada mañana era un despegarme de sus huesos, sin que ella se diera siquiera cuenta. Quedaba agotada -decía-, y ese era mi consuelo, luego de cada asalto. Cada rincón de nuestra habitación, parecía un cuartel tomado, o al menos, un plan finamente calculado. Todo estaba copado con su nombre, su ropa, la mía, los delirios y la fiebre. En casa, los rayos del sol casi ni entraban; a cambio, yo era el único con el derecho a penetrarla.

Sigilosa y afilada

Usted me acontece...
no importa cómo ni cuándo.
Solo sé que cuando llega
ya está plantada en mi camino.
Sé de su orden y sus reveses
y del beso que tras la sombra
va dejando a cada uno de mis pasos.
Y en lo que pasa
sigilosa y afilada por mis costados
siento al nazareno desangrado
dejándome ese sabor amargo
de haber descubierto
mucho más de lo que buscaba.

La secreta intuición - Prosa

No es que me moleste compartir el espacio vacío de tu nombre con las sombras. No; no es eso. Es más, a veces, siento que le desprendo a tu recuerdo la ropa que ya ni recuerdo, y te dejo desnuda... vestida solo con mi verbo. Sé que te extraño, y añoro tu presencia entre mis cosas.
También extraño esa absurda obsesión tuya por traer el orden a mi vida; y esa desprolija forma de amarme entre los versos, los poemas y los libros, ha traído y dejado en mí, la secreta intuición de una herida, entre las cosas que me rodean y sus nombres, antes de poder aprehenderlas con las manos.

De ti, en ti

Dime la verdad
aunque suene a martillazo
en el culo de una bala.

Yo gatillo
tu apunta
el nos juzga.

_____ * * * _____

No se alucina

(el ácido hace
lo que le es dado hacer)

Luego, tú eres el alucinógeno.

Anonadado

1.
Como un tibio despertar
de domingo por la tarde

o como una plegaria
desarmada en los labios

ahí te voy a encontrar

tan íntima mía e intuida
como el revés oscuro de la luna

2.
nadando ando
hondo
sin mirar atrás

como palabra
que se desborda en silencio
en la tranquilidad de tu nombre

ando
y avanzo a nado
en medio de la nada

3.
cruzo veredas
que separan
los verdes de lo amarillo

el azul del rojo
en la verdad de las mentiras

ando
y ando a paso de nado
en la nada
más honda de mis pasos.

Teatro del fuego

1.
Puede ser que sea cierto
lo de su gesto rozando en la memoria

2.
y en esta tarde que asoma
se ve crecer tras la luna de sangre
entre sus nalgas y su vientre
la escenografía ideal para la entrega

3.
sus ojos
(no ya su mirada)
completan el cuadro silente

en el fondo del estero... un gemido

4.
en la oscuridad
la concurrencia aguarda expectante

el silencio se quiebra
en medio de sordos pasos

5.
de un bolsillo
la noche salta al fuera de foco
y se instala
como única fuente del diálogo

6.
los amantes cruzan caricias
y se traspasan en las palabras

se penetran
se llenan
y se desbordan

el beso ha parido la muerte
el final
y los aplausos.

Lunes de caos musical


Desayunarte, ¡oh, lunes de hastío!
es como batallar sin amor el sexo.
Así te me haces latente, en tu ser
de comienzo de reproches diarios.

¿Y si te quisiera con todos tu horrores?
Lo he pensado mil veces. Lo he sentido.
Entonces, mi espíritu ha entrado triunfal
al desmembramiento de los antagónicos.

¡Oh, lunes de aspiraciones banales!
en tus ojos de domingo de derroche
me reincorporo al pie de lo cotidiano.
¡Luces incandescentes, despierten!

Paso por los portales de la nueva ciudad,
y ordeno que todo debe arder sin disimulo.
Los hogares todos, las viejas costumbres,
las tradiciones de tiempos remotos, ¡todo!

¡Las ciudades desintegran sombras!
el renacimiento de las nuevas horas.
¡Todo deviene!, ¡Es el eterno retorno!
¡La vida por delante, los sobresaltos!

Y me prometo... que sobre estas ruinas
edificaré un palacio en espuma efímera;
que haré las horas y hasta el sin tiempo;
que me daré al cultivo del dios del sueño.

Al cabo, la calma se asienta en uno.
Los pasos se aceleran hacia un café
y ella... feliz espera, la gota de rocío.
¡Hoy, la lluvia está preñada de ilusión!

¡Los pájaros trinan la renovación de la luz!
En las plazas, las fuentes cantan silentes
el juicio que ahora olvida la voluntad ciega.
Todo es parte de un caos musical urgente.

Flashes de la mañana



Ponte la desnudez de estreno
que voy a fotografiarte el alma,
desde la piel en que te revelas
hasta los raptos de luz
en tu mirada. Quiero captar,
en un mismo instante,
la imagen de nuestro deseo,
en los flashes de la mañana,
y la naturaleza desbordante,
del uni-verso a nuestro alrededor.

Te amo distante

Reconozco que te amo distante
lejana como recuerdo de otro
o como el vestido que dejaste
para cubrir la desnudez del vacío.

Digamos que me fascinas volátil
pero he tenido que pactar con arañas
para que tejan en hilos de urgencias
sábanas que te sostengan a la cama

cuando ya se me pone imposible
alcanzarte entre las manchas
que dibujan tu sonrisa de ángel
en lo inconmensurable del techo raso.

Resistencia

Nos dimos en crear la resistencia
desde los resortes vencidos de nuestra cama.
Las almohadas no paraban
los disparos de nuestros besos;
y las caricias bajas
eran una infracción poco tolerable
pero a su vez, adictivas.

Si un cuerpo no arde por amor
tampoco puede servir para la guerra.

Amanecer con tus labios pariendo soles
hablaba amorosamente
y a su modo, sobre lo que había sido
la copulación de las noches entre mis brazos.

La vida sin sueños

Dime, ¿cómo no amarte
si tus brazos eran de llamas vivas?
y, ¿cómo dejar de pensarte
distante de los amaneceres
si toda tú eras un despertar
como excusa ardiente del fuego?
No, esto no es posible.
Y la vida sin sueños
es solo un juego
de luces incandescentes
apagándose
entre los rumores de la ausencia.
Y si te ibas por algún tiempo
¡ay, si te ibas...
ausencia-esencia de mis desvelos!
ya ni la muerte tenía
ese romántico atractivo
antes los ojos desencajados del día.
Era algo así
como el todo insufrible del horizonte
o como aquella lava candente
consumiendo de a poco las horas.
¡Oh sí, mi oscuridad flagelada!
desgaste en telares de savia
entramando los rastros de pasos
que se alejaban en la madrugada.

Desde siempre

Hay momentos, en los que quiero
que entre nosotros
solo medien nuestros silencios;
y así, dejar posar entre mis besos
la flor de tu sexo de estrellas.

Pero hay otros,
en que necesito de tus palabras
jugando en la punta de mi lengua,
como agua fresca, como salto alegre,
en el manantial de nuestros deseos.

Hay veces, en que mis manos
te buscan y dan contigo en mi sexo,
cuando la oscuridad
te transparenta, y tu nombre
se hace carne de mis anhelos;
entonces, simplemente, me entrego.

Veces, en que tu mirada me ahonda
y navegas en mi mirada, y tu beso
se hace conmigo, tras mi boca,
siempre, eterno, y desde siempre.

Solo debías entrar

Mi vida fracturó puertas
con cerrojos
y dejó echar luz
desde adentro
para marcarte el camino.

Solo debías pasar, y lo hiciste.
Solo debías entrar, y lo hiciste.

Desde entonces, ambos,
nos desvivimos por y para el otro.
Hemos aprendido a amarnos
en un reflejo embellecido
para saber acompañarnos
cuando nuestras soledades
se encuentran en un abrazo.

El mundo no ha visto ni verá
desde entonces
a seres más felices
latiendo a unísono
en dos corazones fundidos.

Tajo al vacío

Le abriré un tajo al vacío
con tu nombre
para llenarlo con el espacio
que te guardo
desde que no estás.
Y otras veces
haré un lecho de versos
para traerte hasta mi lado.



Poema de amor

Y aunque fallo en el intento
por deshacerme en tu nombre
como fantasma en procesión
de clamores silentes
o como noche que se ha tragado
la luna a bostezos...
voy a tender puentes de espinas
para llegar y besarte. Quizás
tu nombre contenga las cifras
y callarte implique sembrar el caos.
Tal vez, cerrados como la medianoche
tus labios brillen como sonrisa
de alegre dios que se distrae
recreando universos vastos.

Hay recuerdos

Hay recuerdos
con sonrisas de puestas de sol
o como de cicatrices profundas
acción del bisturí
de lo más efímero y eterno.
Donde hubo motivos
días esperan. Mis ojos
se vertían desde una mirada
presta a ser el rocío
que acariciaba sus mañanas.

Últimas plegarias

1.
Me han dicho
que debo desacostumbrar
el hueco que supiste tejer
entre mis brazos;
porque te vas, inevitable,
para quedarte inalcanzable
a mis manos.

2.
Yo no sé cómo es posible
este desgarro del adiós último,
y de la palabra quebrada.
La verdad, no lo sé;
pero me partes, desde hoy
que te vas, a pasos de tiempo,
borrando en el vuelo las huellas
de tus abrazos y besos primeros.

3.
Te vas; te me estás yendo,
en manto de oscuridad
envuelta, sin regreso.
Te vas, y te llevas contigo
mi última sed de desasosiego,
como siempre,
enseñándome el camino.

Se irá todo

Esto no es una elegía;
ni siquiera podría romper en voz
la pena que me atormenta.
Las horas pasan, leves para mí,
mientras a ella le tiritan,
en archipiélagos de muerte,
las manos de paloma en escarcha.
Su gesto se irá, su voz, su melancolía.
La infatigable noche se irá,
sus penumbras de olvidos;
se irá todo; nos quedará el vacío.
En casa, los muebles, las sombras
la tos de temblores sagrados
tras las puertas, en los pasillos,
se irá todo, y no quedará nada.
Esto no es una elegía;
nunca podría serlo,
para quien escapaba, con horror,
de los incontables dolores del pasado.

Esta noche

Viernes, 27 de Junio.
Estación de colectivos.
01:20 am 

Hay veces
como esta noche
en la terminal de colectivos
que solo preciso
de un color de ojos

tal vez sean verdes
para viajar tan lejos
como se pueda o deba.

Veces en las que siento
que la distancia
es solo un mirar
en varios colores

y entonces
remonto en luces
que no se apagaran
aunque cierre
con fuerza los ojos.

Llueve en Tucumán

Viernes, 27 de Junio.
En ruta hacia San Juan. 
02:15 am. 

Sé que muchas veces
nos ganó la torpeza de no ver
cuando nuestros ojos
desafiaban al sol, abiertos.
Claro que lo sé
¿cómo disimular la ceguera?
Tú reinventabas las miradas
ni bien abrias los cielos.
Ahora llueve en Tucumán
y espero no tener que imitarlo
cuando llegue a mi desierto.

Amanece

Viernes, 27 de Junio.
Ciudad de La Rioja.
08:10 am

Amanece ya en La Rioja.
El cielo ha trago la lluvia
y amenaza luz a doquier.
¡Hasta los perros cantan!

Los caminos del milagro
desbordan espinas de oro.
Un gps de incertidumbre
ha sido siempre mi guía.

Quedan unos 500 km aún.
En mi jardín nacen abrazos
enredados a rayos de sol.
Nunca fueron más los km.

Nos exigen

Ambos compartimos
un mismo cansancio.
ella por vivir demasiado,
yo por vivir a la demasía.
Exigen. ¡Nos exigimos!
Y tal vez, alguna vez,
seamos libres de todos.

La vida plena

Domingo, 29 de Junio.
En la huerta familiar.
Santa Lucía - San Juan 
13:05 pm 

Atravesado por la luz,
mis ojos se quiebran
bajo la escarcha blanca,
cruzado de mediodía.
Estoy de pie, desafiante,
erguido y de cara al sol.
Veo la rosa bajo cero
veo el naranjo
y el ají rojo veo.
Veo y siento la vida plena
bullir en las venas llenas.

Debo partir ahora

Debo partir ahora, y tal vez,
mucho de lo que estoy siendo
se quede aferrado
a este mundo de sombras.

Y así, abriéndole heridas
a la angustia
de hondos silencios contemplados
en la sapiencia
de haberme escrito
en el idioma cauto de mis sentires
me voy. Dejo partir la noche
hacia el extremo resplandeciente.

Sobre el poeta

El poeta siempre ha sido otro.
Yo lo atestiguo,
desde muy cerca,
a cada pasa suyo,
adelantándoseme
en el verbo todo de la intuición.

Suyos son los versos y poemas;
suyas las sentencias,
que arrojadas al abismo,
a veces, retornan
con todas sus fuerzas,
en fervorosos cantos a la vida.

miércoles, junio 11, 2014

Corazón desgajado

El otoño desde mi balcón
es aún más generoso
que mi pobre corazón desgajado.
En él, en el otro, puedo percibir
el amable gesto de la tristeza
como belleza que canta armónica
la frescura de estar aún vivo.
Sangre y savia de ciclos opacales
en un colorido rojo-dorado y azul.
El tiempo del sueño y la canción
y de las eternas despedidas
del adiós crujiente bajo los pies
o bajo un sol que ya no nos fulmina.
El otoño desde mi balcón
es aún más generoso
que mi pobre corazón desgajado.

Por enésima vez

Me doy en reeditar por enésima vez
una antología variopinta
de lágrimas caídas en olvido
y no he querido omitir
ni una sola de las tantas
de aquellos tiempos
de los ojos rojos-cristalinos.
Sin errores de tipeo
sin "fe de erratas"
sin nota al pie ni discursos ambiguos
queda a disposición de un buen juez
en la vidriera de un viejo almacén de rubros varios.

En el gozne

Soñarte
aún en medio de la multitud
ha sido sembrar pesadillas en la soledad.
Así como cuidar de las rosas de un jardín
en el gozne
de las madrugadas y los amaneceres.

Desandar absurdos de historias primeras
donde no hubo génesis
ni habrá revolución.

Así de oscuros
han sido mis pasos en estas tierras
y así de pobre
mi alzarme en armar en pos del amor.

La piedra filosofal

He aprendido
que hay senos que afilan dientes
y dientes que se derriten
al roce de los pezones.
Lenguas calientes en sexos de miel
y miradas de sal
petrificando las espaldas.
He aprendido
que besar un charco
es conquistar mares en tempestades
y que ahondar es descubrir
la piedra filosofal en los orgasmos
cultivando entre los surcos
la oscuridad fecunda de las noches.

Cosa de casi siempre

Yo no sé
si es cosa de todos los días
pero hoy he despertado
con tus besos hilvanando deseos
en la dulce trama de mis anhelos.

Te he encontrado
escurridiza
en el revés volátil de mis sábanas
y me he dado en reinventar
los colores nacidos del fuego.

Te bebo en el café
y en el sorbo a sorbo
te intuyo en el fondo de la taza.

Yo no sé bien qué sea
pero la verdad
es cosa de casi siempre.

Sueños

Fecunda
como puñalada en el bajo vientre
tus versos son como esos puñales
que se afilan en la certeza.
Sentada en mis faldas
las manos son insectos
destejiendo la maraña hacia el centro
culminando su trabajo
en el verbo con olor a sexo.

Ebriedad

Si vas a beber
que sea solo de la noche
y mejor
no lo hagas con el vientre vacío.

Cuida de ti
y no dejes que te desborden
la ansiedad
la prisa
o el encanto.

Todo esto
es escarcha
en el espejo del tiempo.

No muerdas
si no quieres ser tragado
ni beses
si no quieres ser amado.

Mantén distancia
o aléjate
si la sangre
no te llega a la cintura.

Laberinto

¿Perseo o Minotauro, qué más da?
Cerrar las puertas y aceptar las canas
es el primer paso
para estrechar
en abrazo solidario
el espectáculo solemne de la soledad.
Ayer es hoy
pasado por agua. Mañana
un reflejo inaprehensible de la razón.
Yo no avanzo
solo desando
el hilo resquebrajado de Ariadna.

Reveses del Siglo XXI

Dadá, Ícaro o Dédalo
una vuelta más de rosca
y lo estrecho se hizo profundo
ahuecado e iracundo. Pasifae
y el nacimiento del mito postmoderno.
Sodoma y Gomorra
debieron ser la cuna
de la moral en curso
o la piedra angular
en el ascenso de Mahoma.
Las guerras nunca fueron
el exterminio de los santos.

El aro carmesí

Solo por cuidar de ti
te doy de beber mi sombra
y la dejo fluir entre las noches
cuando en ciegas horas
bosteces caricias de luz.
Si abres en mí
un tajo a la muerte
que sea para desalojar tu estrella.
No quiero de ti cielo alguno
si ya he dado
con el aro carmesí de la luna.
De ti la sed de las flores
y el deseo emergente
del corazón de las piedras.

La estación de los placeres

Majestad del polvo
más que del fuego mismo
su piel abrazaba el suelo
labrado por el deseo.

El sol la encontró quebrada
como sonrisa de despedida
en el jarro de cerveza helada
cuando su melena dorada
coloreaba la melancólica tarde.
Yo la bebía en un abrazo
de lágrimas sobre el trigo.

La noche era sed eterna
con su sonrisa desvanecida
entre los detalles del horizonte.
Ella se fue, y sin mirar hacia atrás
olvidó la estación de los placeres.

No vengas esta noche

Suelo pensar que la nada
me contendrá solo de a ratos
cuando se me agote... el resto de totalidad.
Y así como las cosas vienen
tengo muy poco que perder
y le gatillo al azar, por si la muerte me sonríe.
En los bolsillos desgarrados
llevo un poco de tu nítida voz
y lo demás, son los silencios que me dedicas.

No, nena; no. Esta noche
donde las estrellas se apagan
no me vengas a besar las llagas sangrantes.
Te lo pido por piedad
o por el rencor que aún me guardas.
No vengas esta noche, por favor.
¡Quédate con mis signos vacíos!

Oración dominical

Domingo por la mañana
y aún no he desalojado los restos de ti.

Y aunque la vida ya ha sido
tendrá que ser
otras mil veces más
sea en esta misma o en otras tantas.
Eso realmente no importa.

Cultiva
rosas
desde
los
pétalos.

Muerde las espinas, y aprende de sus raíces.

De la piedra

Las circunstancias de la piedra
la eximen de comprender
la naturaleza del agua.
Hablo a las paredes
en su idioma natural
me libero de los estigmas
del santo oficio de los sentidos
para regresar ileso a casa
luego de haberte andado.
No creo en tu verdad
nacida del manantial de los miedos.
Vivir es el ejercicio profesional
de escoger una mentira
y consagrarla como si fuera verdad.

Si te quiero

Si te quiero
te quiero a la hora de los desnudos
a la hora en que la prisa
cae por el suelo y tu piel
sabe expresar la verdad de nuestro nido.

Si te quiero
te quiero cuando la aurora calla en tu boca
y cuando tus labios me amanecen
cuando tu lengua abraza mi nombre
en el silencio mismo de las noches.

Si te quiero
te quiero fuera del vientre de la espera
y te quiero naciente en mis brazos
como cuando las tibias corrientes de un río
me sacuden el peso del alma.

Si te quiero
te quiero con tu sexo de estrella
sonriéndole al sol después que la tarde
se rinde a tus pies, despidiendo la prisa
de habernos buscado y encontrado.

El árbol de los estultos

Dame un cielo
en descomposición
y haré para ti
un evangelio de rosas
con su edén para los pecados

y deja crecer
en un epicentro distante al nuestro
un árbol para los estultos
y dame a probar cada día
del rojo fruto de tus labios.

Perro azul melancolía

Lunes 09/06 de 2014
16:15 hrs.

Atravesándose en mi camino
he visto a un perro azul melancolía
llevando entre sus patas
rastros de haber callado mil suicidios.
Lo he visto con su cola partida
sangrando el infortunio de mi mirada.
Hubiese querido no verle
pero el coloso
marcaba de cerca mis pasos
con una oscilación existencial
de esas que pocas ganas dejan.

Mascotas de la luz

Lunes 09/06 de 2014
21:35 hrs.

En vuelo arbóreo y entre las sombras
la tristeza ha desplegado su alas
en el umbral de una noche concéntrica
y lo ha cubierto todo a su paso. Cerca
tal vez mordiéndome los talones
presiento un feroz graznido de tiempo
apartándose de los espectros de la luz.
Sé que me sabe mejor que nadie
y sé que viene por mí en cada destello.

En cóncavas fauces

Macerado en cóncavas fauces
un cadáver destila
vapores de embriaguez y tiempo

una crónica de amores vencidos
entre voces de roncos fulgores

una experiencia alucinógena
para ciertas mentiras.

Instrucciones de vida

Martes, 10/06 de 2014
19:56 hrs

Debemos sacudirnos los entuertos
y domar a la vida
sobre el lomo crispado de los molinos.
Que nos ladren
a rumores, la gente
no es garantía de nada
menos de que avancemos. No creas.
Mírate frente al espejo de tus acciones
y verás... al de la triste figura
sin caballo, viejo y cansado.

El origen del rocío

El prodigio de todo amanecer
convierte el anuncio en savia
y la noche se deja caer en calma
en el hueco sordo de los gemidos.
Bulle el instinto y florece la vida
en el cuerpo exultante y soberbio.
Es la primera vez
que el cielo desconoce el origen del rocío.
El día explota como botón de luz
en la intuición de todas las horas.
Complejo entretejido de fibras
que se enlaza entre sí y para sí
en trama poderosa e imbatible
exaltando la sangre en correrías
surcando las amplias concavidades.

Hasta aquí

Hemos llegado hasta este punto, arrastrados por el deseo mutuo que nos quemaba bajo la piel, en esto de leernos, hablarnos y escucharnos, y...